dijous, 5 d’abril del 2018

Perseo (Andrea)

PERSEO 



Antes de contar la historia del valiente Perseo, hay que contar la historia de su madre Danae. 
Todo empieza en Argos, cuando el rey Acrisio tuvo una hija muy hermosa llamada Danae. Pero un oráculo lo avisó que el hijo de su hija le causaría la muerte. 
Inmediatamente, Acrisio cerró a su hija Danae en un subterráneo protegido por unas puertas de bronce. 
Poco después, Zeus (el dios de los dioses) pudo entrar, después de convertirse en una lluvia de oro, es una de sus habituales transformaciones que utilizaba para seducir a sus amantes. Zeus y Danae se unieron y Danae concibió a Perseo. 




Entonces el malvado Acrisio, abandonó a su hija y a su nieto en una barca dentro de una caja a la deriva sin comida ni agua para que muriesen. Sin embargo, llegaron a la isla de Serifos, donde les recogió Dictis, un pescador hermano del rey Polidectes.


  


Con el tiempo, Perseo se hizo un hombre y el rey comenzó a molestar a Danae con insistentes proposiciones de matrimonio. Danae, con el apoyo de su hijo, se negaba. Poco después, Polidectes desafió a Perseo matar la Medusa y llevarlo defecto la cabeza como prueba. El chico aceptó inmediatamente el reto.

La Medusa era una de las Gorgonas, monstruos con alas y unas garras y unos colmillos terroríficos y con una melena de serpientes venenosas. Pero su arma más terrible era su mirada, que convertía los hombres en piedra.




Zeus, como sabía que su hijo no saldría de esta, pidió a otros dioses que lo ayudaran. Hades (dios de la guerra y la muerte), le dio un casco con el poder de hacerle invisible, Hermes (el mensajero de los dioses), le dio unas sandalias aladas y una hoz, y Atenea (diosa de la guerra), le dio un escudo que reflejaba como un espejo, con la advertencia de que mirara siempre la Medusa a través del escudo y no directamente porque si no se convertiría en piedra. 






Perseo llegó al monte de Atlas, donde vivía las Grayas, hermanas de las Gorgonas, que tenían sólo un ojo y un diente para todas tres. Perseo como era muy listo les tomó y les exigió que le indicaran el camino hacia la Medusa. 



Entonces, Perseo por fin llegó a la cueva donde se encontraba Medusa. Cuando tuvo la Medusa a su alcance, el chico, sin girarse, le cortó la cabeza. Del contacto de las gotas de sangre de Medusa con el suelo, nació Pegaso, el caballo alado. Finalmente, Perseo puso dentro de un zurrón de ropa, ya que, muerta i todo, su mirada no había perdido su poder petrificador. 







Perseo volvía volando sobre el norte de África al ver el titán Atlas sosteniendo el mundo, castigo que Zeus le impuso para siempre cuando encabezó la revuelta de los titanes contra los dioses olímpicos. Perseo tuvo piedad de su sufrimiento y el volvió piedra con la cabeza de Medusa, por ello, actualmente en la cadena montañosa se llama Atlas.



Poco después, Perseo se encontró a una joven hermosísima, se llamaba Andrómeda (hija de Cefeo, rey de Etiopía), encadenada desnuda a un acantilado sobre el mar. Perseo la liberó y le ofreció la capa para cubrirse. La madre de esta Casiopea, había dicho que tanto ella como su hija eran más hermosas que las Nereidas (ninfas del mar). Estas enojadas, se quejaron a Poseidon, al que había enviado un monstruo a asoló Etiopía. Solamente había una manera de aplacar la ira de Poseidon, según un oráculo consultado: que el rey sacrificara a su hija al monstruo. 
Cuando la chica terminó de contarle la historia a Perseo, de repente el monstruo salió del mar. Perseo, consiguió matarlo y pidió casarse con ella. Pero tuvo que enfrentarse a Fineo que la pretendía. 
Finalmente, Perseo le enseñó la cabeza de Medusa y se transformó inmediatamente en piedra. Entonces, el rey, en agradecimiento, le dio la mano de su hija.   







A continuación, Perseo volvió a buscar a su madre a Serifos y llegó justo el día que el rey quería obligarla a casarse con él. Cuando Perseo entró en el palacio de Polidectes, sacó la cabeza de Medusa delante suyo, así pues los convirtió a todos en piedra. 




Tiempo después, Perseo devolvió los presentes a los dioses. La cabeza de Medusa se la entregó a Atenea, que la fijó para siempre a la égida. 



Un buen día, Perseo fue a unos Juegos Olímpicos que se celebraban en Argos para probar su habilidad en el lanzamiento del disco. Acrisio, todavía no sabía que Perseo en realidad era su nieto. En lanzar el disco, Perseo resbaló y el disco se desvió hacia la tribuna donde estaba Acrisio y lo mató instantaneamente.  




Finalmente el oráculo se cumplió. Perseo sucedió a su abuelo en el reino de Argos, en donde vivió feliz al lado de Andrómeda. Cuando murieron ambos, los dioses los convirtieron en sendas constelaciones. 




















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