LOS AMORES DESGRACIADOS DE APOLO
Apolo, dios de la luz, de las ciencias, del amor, de la inteligencia, de la música, de la belleza masculina, de la profecía y de la medicina. Se le representa desnudo con una corona de laurel, con el pelo recogido, con arco y flechas, con un instrumento (lira o flauta) o una serpiente.
Apolo, hijo de Zeus y tenía una hermana Artemisa diosa de la caza.
Apolo, tuvo muy mala suerte en el amor con 2 amores.
1er. amor con una mujer:
APOLO Y DAFNE
Un buen día, Eros se había enfadado con Apolo porque había puesto en duda sus habilidades como arquero.
Apolo, para vengarse lanzó una flecha de oro que le causó un enamoramiento inmediato. Hirió a la ninfa Dafne (hija del dios río Peneo) que causa el rechazo amoroso.
Cuando Apolo vió a Dafne, se sintió herido de amor y la persiguió. Pero Dafne, huyó de él.
Inmediatamente, la ninfa pidió ayuda a su padre que decidió convertirla en un árbol (un laurel). Cuando Apolo cogió a Dafne, Dafne iniciaba la transformación; su cuerpo se convertía en corteza, los brazos se convertían en ramas, sus pies salían raíces y su cabello se llenaba de hojas.
Apolo al ver lo que había ocurrido, se echó a llorar diciendo: "Puesto que no puedes ser mi mujer, serás mi árbol predilecto y tus hojas, siempre verdes, coronarán las cabezas de las gentes en señal de victoria".
2n. amor con un hombre:
APOLO Y JACINTO
Apolo llevaba a Jacinto a cazar a los bosques de las laderas de las montañas, practicaban gimnasia.
Poco después, Apolo le entregó su amor sin impedimientos, olvidando que era mortal.
Un buen día, los amantes se desnudaron, se bañaron con aceite de oliva y probaron suerte en el lanzamiento de disco, intentando superar al otro.
El disco de bronce volaba cada vez más alto. Finalmente, el disco se giró sobre sí mismo, que se alzó rápidamente, cortando en dos las nubes, brillando como una estrella, empezó a caer.
Jacinto, corrió a cogerlo, tanta era la prisa que tenía por lanzarlo, para demostrarle a Apolo que no era menos hábil que él. Rápidamente, el disco cayó a tierra tan violentamente que rebotó y golpeó a Jacinto en la cabeza. Jacinto cayó al suelo. La sangre goteaba en grandes cantidades por su herida.
Apolo, horrorizado corrió hacia él, le dejó reposar su cabeza sobre sus rodillas y intentó cortar la multitud de sangre que salía de la herida, pero todo fue inútil. Jacinto cada vez estaba más pálido, su cabeza caía hacia un lado. Apolo gritó palabras de desesperación.
Apolo lo cogió junto a su pecho, mientras sus lágrimas caían lentamente sobre su pelo. Jacinto murió. Apolo le susurró: "Siempre estarás en mi corazón, hermoso Jacinto. Que tu recuerdo viva también entre los hombres". Poco después, salió una flor roja. El primer día, lloraron su muerte y los dos últimos, celebraron su resurrección.
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